viernes, 3 de julio de 2009

EL MAYOR OBSTÁCULO A LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL


Por Echart Tolle

Pregunta:

¿Qué es la Iluminación?


Echart Tolle:

Un mendigo había estado sentado a la orilla de un camino durante más de 30 años. Un día pasó por allí un extraño. "¿Tienes algunas monedas?", murmuró el mendigo, estirando mecánicamente el brazo con su vieja gorra. "No tengo nada que darte", respondió el extraño. Y luego preguntó, "¿Qué es eso sobre lo que estás sentado?". "Nada", replicó el mendigo, "sólo una caja vieja. He estado sentado sobre ella desde que tengo memoria". "¿Alguna vez has mirado en su interior?", preguntó el extraño. "No", respondió el mendigo, "¿Para qué? No hay nada adentro". "Echa una ojeada", insistió el extraño. El mendigo logró entreabrir la tapa. Para su asombro, incredulidad y euforia, descubrió que la caja estaba llena de oro.

Yo soy ese extraño que no tiene nada para darte y que te dice que mires en tu interior. No dentro de alguna caja -como en la parábola- sino en un lugar aún más cercano: dentro de ti mismo.

"Pero no soy un mendigo", te puedo oír decir.

Aquellos que no han descubierto su verdadera riqueza -la brillante joya del Ser y la profunda e inalterable paz que se encuentra en ese lugar-, son mendigos, aún cuando tengan gran riqueza material. Buscan externamente desechos de placer o plenitud -para la validación, la seguridad o el amor-, mientras en su interior tienen un tesoro que no sólo incluye todas esas cosas, sino que es infinitamente más grande que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer.

La palabra "iluminación" evoca la idea de algún logro sobrehumano, y al ego le gusta verlo así; sin embargo, se trata simplemente de tu estado natural sentido de unión con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, algo que, casi paradójicamente, eres tú en esencia y que, sin embargo, es mucho más grande que tú. Es el encuentro de tu verdadera naturaleza, más allá de nombres y formas. La incapacidad de encontrar esta conexión da origen a la ilusión de separación de ti mismo y del mundo que te rodea. Te percibes entonces a ti mismo, consciente o inconscientemente, como un fragmento aislado. Surge el temor, y el conflicto -interno y externo- se vuelve habitual.

Me gusta la sencilla manera en que el Buda define el estado de iluminación: "el fin del sufrimiento". ¿Hay acaso algo sobrehumano en esto? Por supuesto, como definición es incompleta. Sólo te dice lo que la iluminación no es: no es sufrimiento. Pero, ¿qué es lo que queda cuando ya no hay sufrimiento? El Buda guarda silencio al respecto, y su silencio implica que tendrás que descubrir eso por ti mismo. Utiliza una definición negativa, de modo que la mente no pueda transformarlo en algo en qué creer o en algún logro sobrehumano, en una meta que te sea imposible alcanzar. A pesar de esta precaución, la mayoría de los budistas sigue creyendo que la iluminación es para el Buda -no para ellos- al menos por esta vida.

Pregunta:

Utilizaste la palabra "Ser". ¿Puedes explicar a qué te refieres con eso?

Eckhart Tolle:

El Ser es la Vida Única eterna y omnipresente que se encuentra más allá de las innumerables formas de vida que se hallan sujetas al nacimiento y a la muerte. Sin embargo, el Ser no sólo se halla más allá sino en la profundidad de cada forma, como su esencia más interna, invisible e indestructible. Esto significa que eso está a tu alcance ahora, como tu naturaleza más verdadera, tu yo más profundo. Pero no intentes comprenderla con la mente. No trates de comprenderla. Sólo puedes conocerla cuando la mente está quieta. Cuando estás presente, cuando tu atención se halla en forma total e intensa en el Ahora, podrás sentir al Ser, pero nunca podrá ser comprendido con la mente. Tomar nuevamente consciencia del Ser y vivir en ese estado de "consciencia sentida" es la iluminación.

Pregunta:

Cuando dices Ser, ¿estás hablando de Dios? Y si lo estás, ¿por qué no usas esa palabra?

Eckhart Tolle:

La palabra "Dios" ha perdido completamente su significado, a través de miles de años de mal uso. La utilizo a veces, muy escasamente. Por "mal uso", me refiero a que personas que nunca han tenido siquiera un atisbo del ámbito de lo sagrado, de la infinita inmensidad existente detrás de esa palabra, la utilizan con gran convicción, como si supieran de lo que hablan. O bien, argumentan en su contra, como si supieran qué es lo que están negando. Este mal uso origina creencias, afirmaciones e ilusiones egóticas absurdas, como "Mi Dios o nuestro Dios es el único dios verdadero, y el tuyo es falso", o la famosa frase de Nietzche: "Dios ha muerto".

La palabra Dios se ha transformado en un concepto cerrado. Apenas la palabra es pronunciada, se forma una imagen mental -quizás ya no de un anciano de barba blanca-, pero sigue siendo una representación mental de alguien o algo fuera de ti; y, sí, casi inevitablemente un algo o alguien masculino.

Ni "Dios" ni el "Ser" ni ninguna otra palabra pueden definir o explicar la inefable realidad que se halla detrás de la palabra, de modo que la única pregunta importante es si la palabra es una ayuda o un obstáculo en cuanto a permitirte experimentar Aquello a lo cual apunta. ¿Apunta acaso más allá de sí misma, hacia esa realidad trascendente, o se presta muy fácilmente a transformarse en nada más que una idea, una creencia en tu cabeza, un ídolo mental?

La palabra "Ser" no explica nada, pero tampoco la palabra "Dios". "Ser", sin embargo, tiene la ventaja de ser un concepto abierto: no reduce el infinito invisible a una entidad finita. Es imposible formarse una imagen mental de él. Nadie puede adjudicarse la posesión exclusiva del Ser. Es tu esencia misma, y te es accesible de inmediato como la sensación de tu propia presencia, la sensación de "Yo soy" previa a "Yo soy esto o lo otro". Así que sólo hay un pequeño paso entre la palabra "Ser" y experimentar el Ser.

Pregunta:

¿Cuál es el mayor obstáculo para experimentar esta realidad?

Eckhart Tolle:

La identificación con tu mente, lo que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. No poder dejar de pensar es una espantosa calamidad, pero no nos damos cuenta de esto porque casi todo el mundo la sufre, así que es considerada "normal". Este ruido mental incesante te impide hallar ese dominio de quietud interna que es inseparable del Ser. Esto también crea un falso "yo" -fabricado por la mente-, que extiende una sombra de temor y sufrimiento. Examinaremos todo eso en más detalle más adelante.

El filósofo Descartes creyó haber encontrado la verdad más fundamental cuando formuló su famosa frase: "Pienso, luego existo". De hecho, expresó con eso el error más fundamental: igualar el pensar con el Ser y la identidad con el pensar. El pensador compulsivo -y casi todo el mundo lo es- vive en un estado de aparente separación, en un insanamente complejo mundo de problemas y conflictos continuos, un mundo que refleja la creciente fragmentación de la mente. La iluminación es un estado de "completitud", de "ser uno", y por tanto se está en paz. Se es uno con la vida en su aspecto manifiesto -el mundo- así como con tu yo más profundo y la vida no manifiesta -uno con el Ser-. La iluminación no es sólo el fin del sufrimiento y del continuo conflicto interno y externo, sino también el fin de la horrible esclavitud del pensar incesante. ¡Qué increíble liberación es!

Identificarte con tu mente genera una cortina opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que impiden toda relación verdadera. La cortina se interpone entre tú y tú mismo, entre tú y los demás hombres y mujeres, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios. Es esta cortina de pensamiento la que crea la ilusión de la separación, la ilusión de que hay un tú y un "otro" enteramente separado. Olvidas entonces la realidad esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y las formas separadas, eres uno con todo lo que existe. Con "olvidas", me refiero a que ya no logras sentir esta unión como una realidad evidente por sí misma. Puedes creer que es así, pero ya no sabes si lo es o no. Una creencia puede ser tranquilizadora. Sólo es liberadora, sin embargo, a través de tu propia experiencia.

Pensar se ha vuelto una enfermedad. La enfermedad se presenta cuando las cosas se desequilibran. Por ejemplo, no hay nada malo con que las células se dividan y multipliquen en el cuerpo, pero cuando este proceso prosigue en forma independiente del organismo completo, las células proliferan y tendremos una enfermedad.

La mente es un instrumento soberbio si la usamos correctamente. Si se le usa en forma incorrecta, sin embargo, se vuelve muy destructiva. Para ser más preciso, no se trata tanto de que uses tu mente del modo incorrecto -en general no la usas para nada-. Ella te usa. Ésa es la enfermedad. Crees que eres tu mente. Ese es el delirio. El instrumento se ha apropiado de ti.

Pregunta:

No estoy enteramente de acuerdo. Es cierto que pienso mucho sin sentido alguno -como la mayoría de las personas-, pero aún puedo utilizar mi mente para lograr cosas, y hago eso todo el tiempo.

Eckhart Tolle:

Sólo porque puedes resolver un acertijo de palabras o construir una bomba atómica, no significa que puedes utilizar tu mente. Tal como a los perros les encanta morder huesos, a la mente le encanta hincarle sus dientes a los problemas. Es por eso que resuelve acertijos y construye bombas atómicas. A ti no te interesan esas cosas. Permíteme preguntarte esto: ¿puedes liberarte de tu mente cada vez que quieres? ¿Has hallado el botón que detiene todo el mecanismo?

Pregunta:

¿Te refieres a dejar de pensar? No, no puedo hacerlo, excepto quizás por unos instantes.

Eckhart Tolle:

Entonces la mente te utiliza a ti. Inconscientemente, te has identificado con ella, de modo que ni siquiera te das cuenta de que eres su esclavo. Es casi como si fueses poseído sin darte cuenta: crees que la entidad que se posesionó de ti eres tú mismo. La libertad se inicia dándote cuenta de que no eres esa entidad que se posesionó de ti -el pensador- Saber esto te permite observar a la entidad. Apenas comienzas a observar al pensador, comienza a activarse un nivel más alto de consciencia. Comienzas entonces a darte cuenta de que hay un enorme ámbito de inteligencia más allá del pensamiento, y que ese pensamiento es sólo un diminuto aspecto de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas que realmente importan -la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interior- tienen su origen más allá de la mente. Comienzas a despertar.

(Recibido por la web)

martes, 30 de junio de 2009

LA CRISIS Y LA LEY DE LA ATRACCIÓN


Todos habrán oído hablar de la llamada crisis económica mundial.

Una crisis social no es otra cosa que el reflejo de una crisis emocional colectiva.

Una persona, albergando pensamientos negativos de carencia a cualquier nivel, por la Ley de la Atracción, va a atraer situaciones de carencia a su vida; estas situaciones, sin duda y como es fácil de observar, afectarán a los que estén a su alrededor: familia, amigos, vecinos, colegas de trabajo.

Si un solo individuo, puede causarse y expandir tal malestar, ¿Cuál será el poder de expansión del malestar cuando, diez personas de un mismo vecindario, están enfocadas en lo negativo: en la carencia, el miedo, la inseguridad.? ¿Qué crees que estarán atrayendo estas diez personas mientras, piensan sienten y hablan, solo desde el miedo y la falta total de confianza propia y de autoestima, que estarán provocándose a sí mismas sino es, más fe en la inseguridad, la rabia, el sentimiento de injusticia, o sea, más de lo mismo?

¡Fíjate en esto, diez personas negativas afectan porque influencian, a todo el vecindario!

Si seguimos observando la realidad de este fenómeno, veremos que este vecindario, está aumentando sin darse cuenta, el poder de atraer situaciones de carencia que se extenderán, a un barrio entero, y este bario, a otros barrios vecinos y así, a ciudades enteras, a países.

Seguro que, si te paras ahora a pensarlo tú mismo, podrás ver con claridad, la rapidez y la facilidad que tiene para crecer este efecto negativo.

¿Qué es una crisis, más que el resultado de pensamientos negativos, repetitivos y transmitidos, albergados, en varias personas simultáneamente?

Es posible que pienses aun. "entonces no hay nada que yo pueda hacer para cambiar una situación." "irremediablemente me tengo que adaptar a la crisis."

¡FALSO! Nada está más lejos de la realidad.

Observa tú mismo:

¿Qué es lo que ocurre en tu casa, o en tú lugar de trabajo, o bien en una reunión entre amigos, cuando un solo individuo, empieza una conversación de forma negativa?

También puedes pensar ahora que, difícilmente, puedes evitar esa ola negativa cuando, el periódico que compras por las mañanas habla de la crisis, cuando la televisión que escuchas en hora de máxima audiencia habla de la crisis, cuando en el bar donde bajas a tomar café por las mañanas, tienen la televisión puesta y también llama tu atención, por si te hubieras olvidado unos instantes, de la crisis, cuando los colegas en la misma oficina, te la recuerdan constantemente para no sentirse solos en su miedo a la crisis, cuando aun los amigos o familiares, con los cuales te juntas para compartir momentos privilegiados, de bienestar y de gozo, quieren compartir esa nube oscura que pesa demasiado sobre sus cabezas.

¿Te sentirías culpable de no escucharles al menos?

¿Qué tipo de solidaridad, les estas ofreciendo a todos estos, cuando te pierdes con ellos por esos niveles de vibración baja y tú mismo quedas atrapado?

Pero . ¿te has preguntado, qué es lo que tú puedes hacer personalmente, para evitar y protegerte de esa ola venenosa colectiva, que va creciendo al ritmo de la atención que cada uno le va prestando, y que envenena tus días, porque tú mismo le permites que se apodere de ti?

¿Crees realmente, que es mejor engancharte al barco que se está hundiendo, por no salvarte solo?

Los últimos avances científicos, en el campo de la física cuántica, han corroborado hace tiempo ya, el descubrimiento de que en realidad son nuestros pensamientos e intenciones los que dan forma, y moldean nuestra realidad.

Te daré un ejemplo, de los numerosos experimentos que se están llevando:

Se divide en dos a un grupo de observadores. A cada uno se le pone delante de una olla de agua, puesta a hervir.

Al grupo A se le instruye a pensar que el agua va a hervir rápidamente.

Al grupo B se le instruye a pensar que el agua va a tardar mucho en hervir.

Los resultados es que el agua tardaba efectivamente menos tiempo en hervir en el primer grupo que en el segundo.

Vuelve a ti unos instantes y, pregúntate:

¿Cómo me sentiría yo mismo y que le aportaría a mi entorno si, en lugar de enfocarme yo también en la crisis, me enfocase en la abundancia y la multiplicidad de mi vida, en disfrutar y compartirla?

¿Qué ocurriría cuando en lugar de añadirle mi voz a esa ruidosa colectiva, se la quitara disminuyendo así mi propia ansiedad y sus fuerzas de propagación?

¿Realmente me sentiría culpable, si eligiera focalizarme única y exclusivamente en la belleza y la abundancia?.

¿Puede ser que me sintiera ridículo, al confiar en mí mismo y en el poder divino que me ofrece naturalmente la utilización, a mi favor, de su ley de la atracción?

¿Qué ocurriría en mi propio hogar, si al llegar del trabajo por la tarde, disfrutara de la compañía de los míos, o bien leyendo algún libro tocando algún instrumento de música. en lugar de sentarme a ver la televisión, o de olvidarme del tiempo delante de la pantalla de mi ordenador, o bien de releer el periódico?

¿A quién le molestaría en realidad el que yo recuperase mi poder y mi libre albedrio, para crecer y poner todo mi empeño y mi atención en lo que a mí me gusta y me interesa?

¿Le estoy haciendo un favor a alguien al maltratarme enfocándome en el miedo y el malestar colectivo?

Piensa ahora, en el poder de una sola velita encendida, en toda una cueva oscura.

Veras que, por muy pequeña que sea, tiene el poder suficiente de influenciar el espacio a su alrededor, y que aunque no alumbre mucho, ha transformado inmediatamente a la oscuridad profunda, sin ningún tipo de lucha ni esfuerzo, en un espacio viable.

Infórmate tú mismo y date cuenta: en cada crisis, ha habido y hay personas que se enriquecen, personas que no se molestan en que haya una crisis o que deciden prestarle su atención a lo bueno, al sí, puesto que el no, ya lo tienen todos. Estas personas, son ejemplos de que en cualquier momento, se pueden comenzar negocios fructíferos.

Piénsalo por un momento: el Universo quiere que disfrutemos, que gocemos de una abundancia total.

En una época en que la mayoría de las personas está enfocada en lo negativo y en la carencia, el Universo está más que dispuesto a ofrecerte todo lo que pidas.

Él sólo desea que disfrutes.

Pues cuanto más disfrutas con tu propia vida, más estas aumentando su propia luz.

Es fácil de entender si te fijas en el mismo cielo que te rodea, solo hay luz y oscuridad.

La Alegría es luminosa, ella es el motor de la vida,

¿Pero qué estás generando cuando te enfocas en el dolor, en el miedo, en la queja, sino más de la misma oscuridad?

Si la crisis ha sido creada por el miedo que muchas personas han potenciado a la vez, también podríamos revertir sus efectos, precisamente enfocándonos en la abundancia y la belleza que nos ofrece la vida misma.

Sí, hay algo, que tú, yo, y todos nosotros podamos hacer para permitirle un cambio positivo a las cosas.

No permitas que nadie te hable de la crisis, ni de cosas negativas.

Protege y aumenta tus vibraciones.

¡Recupera tu poder y disfruta de un cotidiano donde, el bienestar y la paz tienen un sitio preponderante.


(Tomado del Grupo Formarse)

http://www.formarse.com.ar